Hacer la transición a una alimentación saludable no es fácil y requiere de un esfuerzo inicial del que uno debe ser consciente. Es un cambio para siempre, se trata de una elección, de un estilo de vida que eliges para ti y con el que te debes sentir bien, cómoda/o e identificada/o. No es una dieta, no es para perder peso o para ganarlo, es para recuperar el control sobre una de las variables modificables con más efecto sobre nuestra salud: qué alimentos ingerimos y cómo lo hacemos.
Hay variables que afectan a nuestra salud que no podemos modificar como nuestra edad o nuestra genética pero ya hace tiempo que se está estudiando y se sabe, que lo que comemos tiene un efecto en la expresión de ciertos genes, y que una mala alimentación puede acortar nuestra vida o hacer que vivamos nuestros últimos años con algunas enfermedades evitables.
Aspectos a seguir para tener éxito en la transición hacia una alimentación saludable
1. Entender que es un proceso
Hacer cualquier cambio en tu vida, especialmente relacionado con la comida, es un proceso. Algunos lo podrán hacer de la noche a la mañana, pero para la mayoría requerirá tiempo, paciencia y voluntad. Tener expectativas realísticas y planificar como vamos a hacer cada cambio, es básico para tener éxito.
2. Piensa en añadir, no en prohibir
Muchas veces enfocamos este tipo de cambios pensando en lo que vamos a prohibir o eliminar. Esto hace que para poder implementarlos necesitemos de un esfuerzo sobrehumano. Vamos a darle otro enfoque. Piensa en añadir nuevos alimentos que antes ni te mirabas, aprende a cocinarlos, prueba recetas nuevas. Muchas veces no es que no nos gusten los ingredientes más saludables como las verduras o las frutas sino que nos hemos olvidado de cómo cocinarlos o hemos perdido la costumbre. Ir añadiendo productos saludables desplaza los menos saludables a la vez que aprendes a usarlos. Se trata de ir eliminando de una manera más orgánica. Introducir alimentos saludables y desplazar los menos saludables.
3. Cocinar
Cocinar no tiene porque llevar horas. Si no estás acostumbrado/a a cocinar empieza con cosas sencillas. Ahora que viene el calorcito, las ensaladas son las reinas, sopas frías como el gazpacho, vichyssoise … Empieza por platos simples, encuentra lo que te gusta y disfruta.
4. Juntos mejor
Hay gente que podrá hacer estos cambios independientemente de lo que haga el resto de la gente con la que vive pero hacer estos cambios en familia o con algún amigo/a puede ser el empujón que te lleve a empezar y quizá hacerlo más fácil, sentirse acompañado, ¡ayuda! Poder intercambiar opiniones, recetas, risas y alegrías da siempre mejores resultados.
5. No te estreses
Como siempre, y como en todo, el estrés no es nuestro mejor aliado para poder llevar a cabo este tipo de cambios. Si no ves mejoras o crees que vas hacia atrás: para. Analiza bien lo que estás haciendo, identifica dónde está el problema y a partir de ahí busca una solución. Si no lo encuentras, pide ayuda pero no tires la toalla. Quizá estás teniendo una mala semana, quizá te has creado muchas expectativas… Pedir ayuda es de sabios.
6. Se paciente contigo misma/o
Muchas veces podemos llegar a ser nuestro peor enemigo. Cuando te encuentres en tu casa, diciéndote a ti misma/o lo mal que lo estás haciendo o lo poco que te mereces algo… intenta imaginar que, en lugar de decírtelo a ti se lo estás diciendo a tu hija/o o a tu mejor amigo/a. ¿Se lo dirías así? ¿Hablarías de esa manera a otra persona? ¿Por qué te hablas así? Pegarte una bronca descomunal por haber comido mal no te ayudará a comer mejor. Otros pueden intentar motivarte pero de poco servirá si tu voz interior te está lanzando ese tipo de mensajes. Tu salud es tuya y solo tu puedes tomar decisiones sobre tu cuerpo. Háblate con respeto y cariño.
Manteniendo estos puntos muy presentes ya puedes empezar a preparar un plan siguiendo los siguientes pasos:
- ANALIZAR
Analiza tus hábitos actuales. Observa lo que comes y cómo comes durante una semana identificando lo que te gustaría cambiar. Mira qué alimentos tienes en casa de los que te gustaría prescindir. Qué alimentos faltan para tener una alimentación saludable…
- IDENTIFICAR
De todo lo que has observado, identifica los hábitos que más te preocupan, los que crees que pueden ser un problema y los que puedes cambiar más fácilmente.
- PRIORIZAR
Si has identificado muchos cambios, lo mejor es priorizar para no abrumarte. Si actualmente no estás comiendo suficientes verduras pero además no comes legumbres, no tienes costumbre de tomar fruta y el dulce es tu perdición, no intentes cambiarlo todo de golpe. Por ejemplo puedes empezar cambiando el dulce. Reeducar tu paladar a golpe de apio y kale, no va a funcionar. Aumenta el consumo de fruta, esto desplazará el consumo de dulce.
- PLANIFICAR:
Una buena estrategia es planificar el menú semanal. Una vez tengas el menú planificado puedes mirar si has empezado a introducir más verduras o si has introducido snacks saludables. Si los cambios que quieres hacer se ven reflejados en la planificación vas por buen camino.
- AJUSTAR
Ajustar los cambios que quieres hacer o cambiar las prioridades no es un fracaso. Muchas veces es necesario y no por eso debemos desmotivarnos. Corregir es de sabios.
¿A por ello? Recuerda, poco a poco, los pequeños cambios, son los más eficaces y duraderos y sobre todo, recuerda: TÚ PUEDES Y SOLO DE TI DEPENDE CAMBIAR E IR HACIA DONDE DESEAS.