¿Qué relación tienes con la imaginación?
Espera. Antes de empezar, ¡me voy a explicar mejor!
No estoy hablando de FANTASÍA (que nos aleja de la realidad), hablo de IMAGINACIÓN (que nos acerca la realidad que queremos experimentar).
»El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo» Gustavo Adolfo Bécquer
Vale. Una vez aclarado, podemos seguir.
Voy a ser muy honesta. Voy a mostrarme vulnerable y a contar algo íntimo que refleja el momento en que la imaginación y yo comenzamos a entendernos mejor y a hacernos crecer mutuamente.
Desde niña he sido muy creativa. Siempre creí que IMAGINAR se me daba más que bien… ¡craso error! Yo vivía confundiendo ser fantasiosa con imaginativa. En realidad, claro que tenía imaginación (¡todos la tenemos!), pero no la estaba usando como un vehículo único para transformar mi realidad. No me había parado a pensar que es una virtud enorme del ser humano y que la estaba malgastando. ¿Cómo? Ignorándola o haciendo un mal uso de ella.
¿Podemos usar mal la imaginación? Lamentablemente lo hacemos mucho. Nos perdemos imaginando cosas destructivas: miedos, predicciones catastróficas que nunca suelen pasar… Y esa era mi manera de imaginar. ¿Te suena? ¡Ojalá que no!
Literalmente estaba destruyéndome a mi y a mis posibilidades. Y es que, como seres humanos, tenemos el súper poder de planificar e imaginar un futuro. Pero también solemos buscar peligros donde no los hay, generándonos pura ansiedad inútil.
Yo vivía así: imaginando todo tipo de adversidades. Pero un día mi madre enfermó gravemente. Me tomé un avión de inmediato y, tras 14 horas de vuelo, me planté a su lado, de donde no me moví hasta que nos dejó (tres meses después). En ese tiempo, se agolpaban de nuevo esas imaginaciones turbias. Pero algo empezó a cambiar: conforme llegaban a mi cabeza, me indignaba. Ver como mi madre estaba luchando con sus miedos me hizo darme cuenta de que mi papel era ayudarla de TODAS las maneras posibles. Y, si algo tenía claro, era que con esos pensamientos oscuros nada bueno podía aportar. Así que poco a poco, los iba observando y alejando. Los convertía en lo que quería para ella, para nosotros. Me sentaba en la sala de espera y miraba a la gente haciendo su vida en la calle, a través de los grandes ventanales. Miraba el exterior y lo veía diferente. Empecé a imaginar de repente como quería vivir cuando saliera de ahí… cómo quería aprovechar la oportunidad. Fue la primera vez que proyecté en positivo para mí, que soñé, que imaginé la vida que quería vivir.
»Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr»
Albert Einstein
¡Y pasó! No fue magia: fue proyección, foco, decisiones, entereza, persistencia y pura y libre IMAGINACIÓN. Claro que en medio estuvo y está el miedo, pero a ese no se le gana con la cabeza, ¡se le atraviesa con el corazón y pegando un gran salto! Y no una vez, ¡sino miles!
Ahora sigo soplando lejos las proyecciones negativas cuando aparecen y fomentando, día tras día, el placer de imaginar mi vida.
Para ser nuestra mejor versión, ¿nos tendremos que imaginar lo mejor posible, no? Pregúntate qué y cómo quieres ser… ¡¡¡e imagina!!! ¡Imagina en grande para poderte INSPIRARRRRRRRR! Luego ya vendrán los planes de acción, los pasitos pequeños y todo eso, pero primero IMAGINAAAAA! ¡Estoy hablando de un poder! ¡De todo un poder enorme! Imaginar no es perder el tiempo, como a veces nos han hecho creer. Que se lo digan a Einstein, a Steve Jobs, a los hermanos Lumiere…. ¡a los niños! ¡A Alicia en el país de las maravillas!
«—¿Puedes pensar en cosas imposibles?-, le preguntó la Reina.
—No sirve de nada intentarlo—, dijo Alicia. —No se puede creer en cosas imposibles.
— Me atrevería a decir que no tienes mucha práctica—, respondió la Reina. —Cuando tenía tu edad lo hacía durante media hora al día. A veces creía hasta en seis cosas imposibles antes del desayuno.»
Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll
La experta en imaginación Alison Gopnik catedrática de Psicología en la Universidad de California, que leyó el libro de Carroll a los tres años, explica: «Desde niños, aprendemos a ver cómo es el mundo real. Pero también, imaginando, aprendemos a ver cuán diferente podría ser. De hecho, esta es nuestra principal ventaja evolutiva. En cierto modo, los adultos también vivimos en mundos imaginarios. Lo que hay en esta habitación empezó como la posibilidad imaginaria en la mente de algunos seres humanos.»
REDES, Bebés: la imaginación al poder.
Pero no basta con que yo o quien sea te hable de esto… ¡Tienes que quererlo! Debes realmente comprometerte con tu capacidad de imaginar.
Como decía Santiago Ramón y Cajal: «Los hombres que realmente lo deseen pueden convertirse en escultores de su propio cerebro». Él lo intuía pero hoy se sabe. El científico valenciano, profesor de neurología en la universidad de Harvard, Álvaro Pascual-Leone lo corrobora: «Imaginar hacer algo induce cambios cerebrales que en algunos aspectos son idénticos a los que se producen al hacerlo físicamente.» Por ejemplo, personas visualizándose tocando el piano desarrollan las estructuras neuronales que se ponen en marcha cuando realmente tocas el piano.
Y, para terminar, una advertencia final: ¡cuidado con imaginar y luego olvidarlo! Y es que no serás consciente de que lo conseguiste porque lo imaginaste 😉 Debes recordarlo, para confiar en ello y hacerlo un hábito. Todo existe dentro nuestro… ¡Tenemos la imaginación! Todo es posible si encima el cerebro apenas distingue entre lo real y lo imaginado. ¡TACHAN! ¿Súper tentador, no? ¿O sigues pensando que es pura teoría, que no es tangible? Puede ser por ahora… Porque si generas nuevas estructuras neuronales es posible que termine siéndolo. Lo que es seguro es que si no te atreves a recrearte imaginando, es poco probable que algo cambie.
Como dijo Henry Ford: «Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, en ambos casos estás en lo cierto».
ELIGE.
Y recuerda que vivimos en un planeta completamente imaginario 😉
Te recomiendo:
UN ANUNCIO:
Imagina un mundo sin odio (Imagine de John Lennon como banda sonora)
UN LIBRO:
Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll (seguro nos influye en atrevernos a imaginar más)
UN CIRCO:
Cirque du Soleil (¡ellos se imaginaron un circo sin animales y se transformó en el circo más importante del mundo!)
UN PROGRAMA
El planeta Imaginario (mi programa favorito de la infancia que fomentaba la IMAGINACIÓN ante todo)
UN EJERCICIO:
En una hoja dibuja un círculo y divídelo en lo que consideres las secciones de tu vida. Por ejemplo: familia, trabajo, ocio personal, viajes, sueños… Luego escribe una frase en cada apartado que resuma lo que imaginas en un futuro. En mi caso, yo pondría:
VIAJES:
Quiero descubrir un país cada año. Cuando tengas tiempo (antes de dormir, alguna tarde), túmbate en silencio y dedícate a visualizar, a imaginar, realmente esas frases. Cada vez puedes hacerlo con más detalle. La cuestión es que te diviertas con ello, que pases un buen rato, que lo vivas, lo sientas, disfrutes… ¡No sabes las veces que me he sumergido en playas turquesas de esta manera!
Un beso enorme y recuerda:
WE LOVE YOU