Como todo en la vida, la salud y la vitalidad no se logran por una sola vía sino que son la consecuencia de una serie de acciones diarias que potencian nuestro bienestar.
Cuando apostamos por tomarnos la vida con optimismo y alegría y nos comprometemos con nosotros mismos para hacerlo realidad y es entonces cuando los cambios empiezan a suceder.
Igual que se entrena un músculo, se entrena nuestra mente para ver el lado positivo de la vida y de la misma forma que nuestro cuerpo ha reaccionado a años de descuido causando desajuste y enfermedad, reacciona rápido cuando lo empezamos a cuidar. Así que aquí te dejo 8 hábitos diarios que solemos compartir las personas que nos sentimos en bienestar.
Si ves que te faltan muchos por conquistar, no te agobies, escoge uno de la lista y cuando lo tengas integrado, ve a por el siguiente.
1. Agradece.
Al despertar, toma un momento para estirarte en la cama, siente tu cuerpo, estás vivo y estás sano, así que agradece por este nuevo día que se abre ante ti. Practicar el agradecimiento a menudo embellece nuestra vida y nos ayuda a darnos cuenta de que ya lo tenemos todo.
2. Toma un gran vaso de agua al levantarte.
Mientras dormimos plácidamente, nuestros órganos aprovechan el reposo nocturno para poner orden y efectuar las tareas de limpieza (¡por eso es importante irse a la cama con una cena ligera y la digestión hecha! Para no darles trabajo extra y permitirles que se concentren en lo que es realmente importante).
Este es de hecho nuestro momento de ayuno más largo cada día. Por eso es tan interesante alargarlo lo máximo posible. Toma un buen vaso de agua a temperatura ambiente (previo cepillado dental y de la lengua), para hidratarte, de esta manera colaborarás en la depuración de tu organismo, facilitando la salida de toxinas procesadas durante la noche.
Puedes además añadir un limón exprimido, de esta forma potenciarás la limpieza tu sangre y tu hígado y aportarás alcalinización.
3. Baila, corre, salta, muévete. Suda.
Tan importante como comer bien, es ejercitarse. Da igual el formato que elijas, haz aquel que más te guste o que esté acorde con tus posibilidades, ¡pero hazlo! ¡Se constante! Y si puedes elije hacerlo al aire libre, aprovecha ese momento para respirar aire fresco y sentir el sol, la brisa, el viento, la lluvia en tu piel.
Tiempo atrás, nuestros antepasados tenían que trabajárselo mucho físicamente para conseguir sus alimentos, hoy en día no solo no tenemos que salir a buscarlo (más allá del restaurante o supermercado), sino que además nos hemos convertido en personajes enormemente sedentarios que por norma general tendemos a pasar nuestros días encerrados entre cuatro paredes.
Para mantener una buena forma física y la salud necesitamos bombear nuestra sangre, agitar nuestra linfa, sudar, ejercitar nuestro aparato motriz.
4. Shhh silencio. Toma un momento para ti, inhala, exhala, respira, medita.
Dedica un rato de tu día para cultivar tu escucha interior ya sea haciendo respiraciones o meditación. Aunque solo sean 5 o 10 minutos al día. Crea ese espacio para ti de introspección, de observación, de paz, de reconocimiento, escucha los sonidos sutiles del universo, que laten dentro de ti. Toda la verdad se encuentra allí. Tan necesario es calmar el flujo de una mente que difícilmente nos ofrece silencio como alimentar el cuerpo físico con alimentos.
El silencio mental es el alimento de nuestro alma
Además cuando respiramos plenamente y conscientemente, (¡cosa que no hacemos casi nunca!), ayudamos a la oxigenación de nuestras células y tejidos, colaboramos en su metabolismo, favoreciendo la eliminación de deshechos. Si tienes posibilidad de hacerlo en el exterior o con las ventanas abiertas, ¡hazlo! Verás desde la primera inhalación, exhalación que sensación de bienestar.
5. Come alimentos que te nutran.
Ya sabes a lo que me refiero, ¿verdad?
Elige alimentos vibrantes, nutritivos y come muchos vegetales. Que tu cesta de la compra esté llena de alimentos que puedas imaginar fácilmente en la naturaleza. Frutas, verduras, semillas, cereales, legumbres, huevos y alimentos de origen animal que vengan de procedencia respetuosa. Elimina los pseudo alimentos (léase ultra procesados, galletas, precocinados, pasteurizados y lácteos de mala calidad).
6. Dedica un rato a hacer aquello que te hace realmente feliz.
Porque está muy bien entregar hacia fuera… ¡pero sin olvidarnos de nosotros mismos!
No nos damos cuenta y dejamos que pasen los días anteponiendo cualquier tarea externa ante nuestras verdaderas necesidades e inquietudes.
Así que igual que agendas una reunión o ir a buscar a tus hijos al colegio, agenda tu tiempo libre (utiliza este espacio para aprender algo que te apetece, ver a tus amigos, leer, pasear…).
7. Duerme suficiente.
Cuando nos sentimos descansados podemos vivir el nuevo día con el 100% de nuestra energía.
Además de regenerarse y oxigenarse nuestras células y tejidos durante el descanso, cuando dormimos las horas necesarias, que son unas 8h, nuestro sistema inmune también se fortalece, la mente procesa la información acumulada, liberando tensiones y recuerdos negativos.
Un buen descanso nos aporta optimismo, salud y energía.
8. Regala sonrisas.
Esto no va a ser complicado si haces lo que pone en esta lista ¡la sonrisa la vas a llevar puesta de serie! 😉
Y si no, el ejercicio también es simple, solo tienes que dibujar una sonrisa en tu cara y observar los cambios positivos que generas, primero en ti y en consecuencia a tu alrededor. Verás que fácil es contagiar tu alegría. Y sentirte infinitamente más alegre al recibir un montón de sonrisas de vuelta.
Esa energía positiva que generas, te nutre y nutre a tus células y tu alma igual que lo hace el alimento que consumes.
Si no te sale por naturaleza, don’t worry, imagino que ya conoces la frase: FAKE IT TILL YOU MAKE IT. Puedes creerme, ¡funciona! Así que échale actitud a la vida.
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